lunes, 9 de junio de 2008

Quiero ser como el fuego,
que quema cada uno de los lienzos
sobre los que escribo mi nombre con el dedo...

Quiero destruir el dolor,
como la mano omnipotente que lo llena todo,
que ocupa el infinito,
y se deja caer hacia el precipicio...

Quiero llorar sin lágrimas,
como quien explica su gesto a las estrellas,
como quien observa la luna en el mar...

Hoy hace más frío que nunca,
hoy la noche es larga como los rostros de la estrella,
y se deja todo olvidado en la distancia,
hoy Dios muere un poco en mi cansancio,
se acerca el óbito a mis cejas;
caen, una tras otra,
dos lágrimas que besan el polvo de mi sudor.