jueves, 10 de julio de 2008

VERSOS EN CONCIERTO

Conviene leer el poema escuchado la música que lo inspiró, cuyo primer movimiento está en el vídeo adjunto .

SINFONÍA PROMETIDA (Extracto)

(Poema basado en el Concierto para
piano nº 2 de Sergei RAJMANINOF)

PRIMERA PARTE - Moderato.-

Derramo notas de piano por la mesa
y el sonido de la orquesta me envuelve,
me deja sin sentido
y me recuerda a ti, sí,
mecida por la lluvia.

Una y otra vez no dejo de llorar,
de recordar tus senos leves,
tu piel extensa,
tus caderas de brillos inefables,
tus ojos cerrados en mi cuerpo...

Luego llega y viene el silencio,
que desaparece en una nube de nostalgia sonoras
hecha melodía que me recorre los poros,
que hace que la piel se me haga alma,
o que el cuerpo se me meta tan dentro

que hasta desaparezca en el aire el sonido,
culminando en un regalo a los ojos
hecho de suaves tules y nardos de cera.

Las velas arden su luz en mis oídos,
los ojos se cierran tras de tu voz silente,
o tras tu caricia perdida
tras tus ojos distantes y fríos.

Cómo me duele ahora
la noche aquélla en la que nos amamos
sin prisas, sin recuerdos,
sin palabras inventadas,
sin lunas llenas,
hasta que las nubes fueron de oro.

Por fin ahora recuerdo que existe un arpegio,
que el pentagrama está ahí,
que la tinta huele mal,
que el papel se ha roto con la lluvia,
por las gotas de agua provocadas,
inútilmente perdidas para siempre entre mis dedos
que ahora manejas con tu olvido.

Las teclas del piano se hacen letras en mi memoria,
convierten la música derramada en sinfonía
hecha de poesía y de dolor.

Hoy que todo se ha roto y se ha perdido
por fin te escribo esta sinfónica desdicha,
esta promesa poéticamente musical
de ser mi musa entretenida
de ser mi ninfa de otros vientos,
o quizá luna sin luz,
o nube sin agua,
o rosal sin hojas,
pero dueña siempre de mi espera desesperada.

Surgirán días en los que el sol me haga daño
y las lágrimas de azufre recorran estas hojas
que la memoria nunca borrará.
Y deprisa, muy deprisa
caminaré por ríos y tormentas
entre la música entretejido
de soles extraños e imposibles inventado,
hasta que el piano me anule,
me descomponga inútilmente,
me desintegre en su música,
entre el arpa de cristal de hierro,
entre las doscientas cuerdas de acero,
sobre docenas de teclas de nácar blanco y negro.

Y llegará el día en el que este piano triste
descuartice mi dolor entre sus notas,
con arpegios de fusas y corcheas
entre piú fortes, o molto adagios
sobre la tapa levantada del piano,
vagando por las sombras que se pierden,
como música perdida para siempre.

¿Qué les importo yo a tus letrinas
de hojas de roble y de hojarasca,
en qué me convierte el amor desparramado,
desparramado por ríos de aguas turbulentas?...

Mujer de los mil ojos,
de los gestos extrañamente recordados
¿de qué me sirve ser poeta y músico a la vez
si no sé colocar las notas que compongo
en el pentagrama solitario de mi memoria?...

Los metales resuenan bíblicamente,
entre notas de acero bien templado,
y ruge la marabunta de la orquesta,
buscando los dedos que la miran,
buscando las noches del espanto,
del odio contenido de dolor,
del alma sin sentido,
del corazón roto en mil pedazos

Del alma sí, de mi alma
de mi alma que es mía sin ser alma,
de mi alma que está muerta
como sin dios y sin futuro.

Hoy soy mugre retenida en el suelo abandonado,
hoy estoy componiendo para mi locura
un poema sinfónico y obsesivo
que hará loca mi cordura
o de tu cordura mi templanza.

Vencido nuevamente por las sombras
soy sólo distancia y regocijo
de quien me odia y me maldice
entre cuyas garras caigo de nuevo,
atrapado por tu olor a diosa extraña
que se me ha escapado de las manos.

Y tomaré estos versos que pretendo
como noches de amarga agonía veraniega
y los haré tuyos sin ser míos
y los leerás como agua que derrite
mi esencia en tu fluido ya perdido,
o los arrojarás al averno
como pócima desechada,
como alquimia sin sentido,
como parte de tu odio a mis mentiras,
a mis falacias inexistentes
a mi templanza vuelta en hormiga.

No trates de mirar como siempre a estas palabras
no las leas sin esfuerzo, son sólo fantasías,
son juramentos de dioses sabios
que me ofrecen para ti hoy esta ofrenda,
que me regalan este regalo generoso
que pongo entre verso y verso
hecho de estrofas amorfas
nacidas despacio y en silencio
surgiendo del estro más profundo
por la música prohibida dictado letra a letra.


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