jueves, 5 de noviembre de 2009



VENCIDO POR LAS SOMBRAS

No es fácil fingir entre los árboles
si el viento roza sus hojas invernales y tristes,
y la mirada del agua te espera en las esquinas.

Un charco sucio, una flor sin pétalos,
una huida desesperanzada...
y después de todo el recuerdo presente,
el recuerdo lejano que se va difuminando,
el recuerdo gris y opaco que termina por perderse.

Hoy sólo soy la silueta de una barca,
una vela ardiendo sin apenas cera,
un candil con la mecha desgastada.

Su luz empieza a oscurecerse entre las palabras,
las líneas de tinta negra, me lo dijeron,
no me interesaba estar sólo y me mentí.

¿Cuándo volveré a soñar como aquéllas noches,
cuándo será de día tan temprano,
cuándo me dolerán los oídos de mirarla,
cuándo estaré aquí para perpetuar su imagen?

El día es demasiado obvio para acercarme a ti,
la luz ciega las palabras que se dicen por la noche
y hace que ahora se sienta
vencido por las sombras.

Nos hemos acostado el uno con el otro,
sale el sol y la penumbra nos define.
¿dónde están las manos lánguidas,
los ojos sonrojados de llorar,
las miradas indecisas y rutilantes?

Es el sol o es la nieve quien lo engaña todo,
porque sin su presencia las sombras vencen,
las sombras son palabras de tules dulces,
son plegaria de noctámbulos.

En la palidez oculta de una tabla suspiro tu nombre
(la pluma tétrica y asesina tacha un verso más...
es de noche),
el invierno deja su hálito en las ventanas...
el vaho de sollozos hace méritos para volver.

Suena una campana lejana y muere un suspiro.
Los árboles no crecen por la noche,
sus voces se apagan y pierden sus últimas hojas...

Necesito que la hojarasca me deje correr.

Es de noche y las sombras me embriagan,
lloro la soledad y busco otra vez tu mirada.

Es tiempo de perder
ya no importa nada.

Es tiempo de perder. (No amanece)
Y yo sigo aquí vencido por las sombras
.