jueves, 3 de mayo de 2007

CUANDO EL SILENCIO SE ROMPE



Se han cerrado las puertas,
y no hay nidos,
ni golondrinas revoloteando,
sólo el olor a chatarra
calles mojadas
de muerte amarilla
¿De qué color es la muerte,
cómo son sus pasos,
dónde están hoy las hormigas?...

--ooOoo--


Cuando el cuerpo no es cuerpo
sino trozos de carne mordida,
mandíbulas sin dientes,
brazos tronzados,
y vientres sin estómago.
Cuando a la muerte no se la llora
y se la llama error,
o sueño extraño,
o fantasía sin dueño
¿Dónde está Dios?
¿dónde la vida?
¿para qué estos versos?

--ooOoo--


Cómo cuesta que avancen las páginas. Cómo cuesta que el tiempo te descubra y no te olvide.
Es un tiempo lento y constante aunque a veces no todo lo insistente que debiera.
El anhelo final de que alguien, aunque sólo sean tres o cuatro personas, lean lo que escribo. Lo que me escribo pero también lo que les escribo.
Hay en mí semi-subconsciente creativo una voluntad de salir fuera de mí, que a veces se perpetúa hasta en el correo epistolar privado.
Si bien cuando sale de mis dedos una carta tiene un destino y un fin concreto, un halo la recorre de posteridad, de perpetuación, de posible indiscreción fruto de los avatares y de los días, y pienso que alguien más la pueda leer. No sé si me importa o lo presiento, aunque no me guste.
Tengo sueño. La voluntad de escribir persiste. Una novela que espera dentro de un cajón acabar de ser escrita. Los pies descalzos. La música suena entre toses y sonidos irreverentes. Yo aquí, manchando este cuaderno interminable, tratando de sentirme vivo, de decirme algo, de encontrarme a mí mismo, pero a la vez temeroso de describirme, de saber de verdad cómo soy. Puede ser que no me guste; y ya no tendrá remedio. Todo tiene remedio menos no gustarse a uno mismo y dejar de existir.
Sueño con tantas sensaciones. Acuden a mi voluntad tantos deseos siquiera imposibles, que me confundo entre ellos y entre aquéllas.
Pero, claro, ¿qué más os da ya?; si soy y es lo que importa. ¿Qué más da cómo sea? Lo importante es ser ¡Qué conformismo!
Me conformo con ser. No me importa cómo. Soy y me vale. Soy y es extraordinario ¿Qué será de mí cuando ya no sea?
Las nubes cubren la claridad de la tarde que toca a su ocaso. El viento apenas mueve las hojas verdes de la copa del almendro. Las rocas llenas de orificios y horadadas por el hielo son, pero no sienten. Mi mente siente porque es.
Me duermo en un mar de ideas que no quieren fluir. Dejémoslas que duerman plácidamente el momento. Ya saldrán más adelante.
Hoy no ha calentado el sol. Tampoco ha llovido. El aire ha peinado mi mirada. Hoy tengo sueño. Estoy cansado y tengo mis propios pensamientos.
Escribo mientras pienso. No presto a penas atención a lo que estoy poniendo. Me centro en el pensamiento. Surje una sonrisa demasiado cercana para no ser cierta.
Luego me entretendré leyendo esto.
No quiero que estéis muertos, pero no puedo hacer ya nada por todos los que ya no son, por los que os habéis ido, por los que os han llevado sin sentido, sin merecerlo.
Me doy envidia por no estar muerto. No depende de mí.
Chirría la rueda tumbada de un triciclo calcinado. Un montón de yeso tapa su cara. El calor de la sangre se ha vuelto a secar.
La rueda rota no para de rotar absurdamente sobre sí misma. El viento la mueve. El triciclo está roto. Su niño se ha muerto.
Su cara la tapa el cemento. Sus ojos se han perdido. El pelo ardió hace rato. No huele a niño, ni a triciclo. Huele a muerto.
Yo vivo. Yo soy. Yo escribo. El niño es carne desgarrada. El triciclo es una rueda que no para. Yo vivo; sí. Pero él ya se me ha muerto.

24/05/03



2 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

Bienvenido a la blogsfera.

besos in blue

andreinax dijo...

nueva gente, me parece bien, me gusto tu post