viernes, 25 de abril de 2008

PENSAMIENTOS








¿Cómo atravesar la lluvia con tus besos,
si besas melancólicas desdichas?


¿Cómo retener el aliento retenido
de saberte mía, siendo tuyo
y ver que la verdad te hace distina
al conocer en segundas primaveras
que otros amores hay que son más tuyos?

¿Cómo levantar el ánimo enamorado
sabiéndote lamida por más lenguas,
sabiéndote gozada por más manos,
sabiéndote entregada a otras tierrras?

Has roto, sí, una crátera perfecta
un búcaro hecho con esmero,
lleno de amores y proyectos,
de ilusiones sin ventanas que cerrar,
más hermoso que ninguno del pasado,
por ti arrrojado al duro suelo
deshecho en mil pedazos inservibles
por obra de tus deseos que estorban mis palabras
a través del frío que tus sombras provocaron.

Por eso sé que las lágrimas son azules.
Por eso callo entre tus besos.
Por eso me muero en esta lluvia.

.


.





Las flores de plata que doblo lentamente
se convierten en rectángulos de papel
que luego arrugo y tiro al suelo.

Una botella de ginebra casi llena,
otra botella de vodka y dos de güisqui,
los palillos, la sal, la pimienta y el tabasco,
dejan una taza de café vacía
se abre la puerta y se van tres cuerpos.

Dos cuadros concretos, cuatro abstractos,
la mezquindad que fuma un puro habano
y que lo llena todo de un fingimiento absurdo.

El hielo en la copa y el limón que no entra,
una sonrisa de dulzor amarillento y ronco.

Aquí dentro estoy yo, no se si solo o triste,
escribiendo con dolor en la espalda,
con los brazos sobre una madera que no cesa.

Es tarde para empezar y pronto para terminar,
los gritos molestan la quietud de mis oídos,
se oyen obscenas voces y golpean los vasos entre sí.

Me gustan sus senos turgentes, el corte de su cara,
la mirada fija, sus labios y creo que hasta sus dedos.

Me gusta su cintura, su pelo y la longitud de sus piernas
y esta soledad que me acompaña dócilmente.

Enciende un cigarrillo,
cierra los labios, aspira el humo
ahora, cuando lo exhale,
podré respirar algo que ha sido tuyo.

Te besaría sin cesar hasta sentirme eufórico,
hasta calentar tu imaginación
y acariciar tus senos, tus rodillas, tu hombro serio,
hasta que me sintiera ardiente
y no pudiera evitar tu sexo.

Ahora me voy, me molesta la nueva compañía,
me molestan sus perfumes necios
y las palabras inconexas y mal tratadas,
me alejo de tu belleza y de tu sonrisa,
pero estaré contigo cuando no me esperes.

*******
*****

No puedo ir más alto,
no puedo subir más sobre el cielo.

Ahora estoy destrozado...
pero los dos somos como una guitarra,
estamos juntos para volar.

El cielo se cierra ya,
y me veo subido en la luna azul.
¿Dónde estamos?
¿Qué pasará?

No puedo ir más alto,
las siluetas doradas de los peces me hacen perder el verde,
los ojos desgastados de sus miradas no me aprecian,
y todo es igual de constante...
Al final: La luna azul, la luna es azul, la luna azul...

Mírame desde cerca,
tacta con tus dedos las arrugas de mis párpados,
siente cómo pronuncian los versos de desdicha que me han
hecho ser así.

Me siento impotente,
angustiado por el freno súbito del desamor,
estoy mecido entre aguas estancadas oliendo a fiemo.
Se han cortado mis alas en lo alto,
soy músico tardío de la noche
y un sibarita sin miedo a caer mal a los dioses.

La luna azul es la mirada de la noche,
la luna azul es la palabra de las aguas oceánicas,
la luna azul era mi esperanza, que ahora se ha mojado
para siempre como un trozo de papel.

No se cómo voy a conversar de nuevo;
ya sin alas, sin sudor, sin peso, ni esta palabra...
Vendrás de lejos para ver cómo no caí,
seré la piedra de la luz oscura,
el miedo del horizonte,
los sueños de la tarde polvorienta de verano.


La luna azul me extasía,
y aquí estoy esperando que llegue la mano enferma
que deje escapar su caricia,
esperando los hilos de la noche,
los márgenes del frío y el odio del dolor.

Aquí estoy suponiéndome aún vivo
y soñando con los cálidos fumaderos de opio,
y con las barandas leves de un corazón.